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¿Todo vale en la mesa? El trashtalking y sus límites en el poker

La presencia de Martin Kabrhel en las mesas de la WSOP 2025 ha vuelto a despertar una pregunta que nunca pierde vigencia: ¿todo se vale cuando estás en juego por millones? El trashtalking en el poker siempre ha sido parte del espectáculo, pero también ha generado quejas, sanciones y tensiones innecesarias.

Algunos lo defienden como parte del juego mental; otros lo ven como un comportamiento tóxico que debería estar regulado con más firmeza.

Jugadores con tapones en los oídos en la actual WSOP con Martin Kabrhel en su mesa.

Lo que permite (y prohíbe) el reglamento

En un deporte mental como el poker, donde cada gesto y palabra pueden alterar una decisión, el reglamento cumple un rol clave. La Asociación de Directores de Torneos (TDA), entidad que regula torneos a nivel global, establece normas claras sobre el comportamiento de los jugadores.

La Regla 60 indica que los participantes deben actuar de forma profesional en todo momento. Cualquier abuso verbal, comportamiento disruptivo o interferencia en el desarrollo del juego puede ser sancionado con advertencias, penalizaciones o hasta descalificación. Esto incluye insultos, burlas personales, lenguaje inapropiado o incluso hablar en exceso durante las manos.

La Regla 70, por su parte, le otorga al director del torneo la capacidad de tomar decisiones basadas en el espíritu del juego, aun si la conducta no está explícitamente prohibida. Este margen permite actuar ante situaciones que, aunque ambiguas, deterioran la experiencia de los demás jugadores.

En resumen: el trashtalking en el poker no está prohibido en sí mismo, pero si cruza la línea hacia la agresión o la interrupción constante, se convierte en una falta regulada.

¿Estrategia o falta de respeto?

Algunos jugadores consideran que el trashtalk puede ser una herramienta legítima para desequilibrar emocionalmente al oponente, hacerlo tiltear o imponer presencia. Casos como el de Will Kassouf Flag of Reino Unido, en la WSOP 2016, son recordados tanto por su creatividad verbal como por las sanciones que recibió por excederse. Su estilo, bautizado como speech play, quedó grabado en la historia, pero también generó divisiones en la comunidad.

En mesas largas y silenciosas, una personalidad dominante puede cambiar por completo el clima de juego. Lo que para algunos es una muestra de confianza, para otros se convierte en una experiencia incómoda y desgastante. Cuando el foco pasa del juego a la persona, el límite ya ha sido cruzado.

Además, el contexto ha cambiado. Hoy en día, muchas mesas están filmadas, transmitidas en vivo y seguidas por audiencias globales. En este entorno, el comportamiento excesivo no solo afecta a los jugadores, sino también a la imagen pública del poker como un deporte mental que promueve la concentración, la disciplina y el respeto. “No se trata de censurar el juego mental, sino de preservar un ambiente en el que todos puedan competir en igualdad”, escribió Matt Savage Flag of Estados Unidos , director del WPT.

¿Cómo debería regularse el trashtalking en el poker?

Las reglas actuales ofrecen herramientas para frenar los abusos, pero la pregunta persiste: ¿debería el trashtalking en el poker tener límites más estrictos? ¿O es parte del show y debe permitirse mientras no haya insultos directos?

Para muchos, la clave está en el consentimiento implícito de la mesa: si todos están cómodos con el tono, puede funcionar como un ingrediente divertido. Pero si uno solo se siente atacado, el director del torneo debería intervenir sin titubeos.

La tensión no es solo entre jugadores; también está en el equilibrio entre entretenimiento y deportividad. Y mientras Kabrhel genera titulares y reacciones encontradas, la comunidad sigue buscando esa delgada línea que separa el carisma del conflicto.

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