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Juan Carlos Tico Rivera: de superar la ludopatía y bebida a ser referencia del poker mexicano

Juan Carlos Rivera Flag of Costa Rica es originario de Costa Rica, y por eso se lo apoda Tico. Trotamundos como es, la vida lo ha llevado a trabajar en Colombia, donde conoció a su esposa y emprendió de manera independiente la tarea de operador de sala de poker, para posteriormente enfrentar un duro golpe por la pandemia relacionada a Covid-19 que terminó por llevarlo directamente a México.

En el país del Tri, su trayectoria comenzó junto a Diego Montealegre Flag of Colombia, a quien conoció en Colombia siendo gerente de Operaciones en Winner Poker Club en Bogotá y quien por cuestiones laborales se encontró pisando territorio azteca con el grupo CIRSA, al que pertenece Casino Life, invitándole a viajar para presentar su propuesta ante los directivos de esta empresa, y con quienes cerró un buen trato para venir a probar suerte de este lado.

Así fue como después de apostarlo todo para operar de manera independiente su propio poker room en Bogotá, perdía casi todo para encontrar una nueva oportunidad de empezar de cero en México. Rivera, entonces, decidió emprender el viaje con la familia que formó en Colombia: su esposa Nicol Flag of Colombia y su hijo Lucca Flag of México, según dijo, «el mejor regalo que me ha dado México«.

La entrevista con Juan Carlos Rivera

-¿Cómo fue tu primer acercamiento a las mesas y el inicio de tu carrera profesional en el medio? 

-De joven allá en Costa Rica siempre tuve un carácter rebelde y no me gustaba para nada el sistema escolar. Fue por ello que no quise seguir estudiando y empecé a trabajar desde muy joven. Hice muchos trabajos distintos antes de alcanzar la mayoría de edad y aprendí muchas cosas. Siempre fui ágil para los números y para aprender, mi primer trabajo con una mayor formalidad llegó cuando se presentó la oportunidad de hacer la Academia de Dealer en donde te capacitaban para operar en las mesas de juego en los casinos.

-¿Qué dificultades se interpusieron en aquél camino inicial?

-Sin duda aquí corresponde hablar respecto a una cuestión muy arraigada a mi personalidad: la impulsividad, la necesidad de generar emociones fuertes. Es por ello que siempre tuve que lidiar con un problema de ludopatía que se hizo más fuerte debido al ambiente de casino y apuestas. Además, en aquella época de joven, cuando iniciaba, también bebía alcohol, lo que sin duda me mantuvo estancado muchos años sin poder desarrollar mi potencial y crecer laboralmente.
El sueldo como dealer era bastante bueno y siendo joven y sin grandes obligaciones, el camino de la fiesta, la diversión y apuestas parecía el más claro a seguir.
El cambio clave llegó cuando me propuse un día, dejar de beber alcohol. Eso dio un giro radical y aunque el problema de ludopatía no desapareció nunca, fue más fácil de controlar.

-Comenzaste a ascender en tu carrera y llegaron cargos de gerencia. ¿En qué momento cambiaste de giro para enfocarte en el poker?

-En el ámbito de casinos es frecuente que se juegue al poker entre compañeros de trabajo. Suele ser a modo de pasar el rato y convivir y en algún punto de jugar con compañeros comencé a entender que ahí se tiene una ventaja en la toma de decisiones frente a los demás juegos de casino como ruleta y blackjack, en donde el componente de azar está más presente. De ese modo encontré en el poker una actividad relacionada a las apuestas que pudo mantener mi problema de ludopatía más controlado, pues podía limitar las pérdidas y equilibrar la balanza de mejor manera.

-¿Cómo se forjó esta filosofía tuya actual que busca la creación de un ecosistema saludable en este ámbito del poker?

-Una parte clave fue entender el juego desde ambas perspectivas, como operador y como jugador. Eso me llevó a ver de manera clara que para mantener un ecosistema saludable debe de existir oferta para niveles más bajos de lo habitual, que si bien no generan negocio, son un semillero para crear nuevos jugadores y que se impulsen hacia arriba. Las mesas de cash son pieza clave en este proceso y los jugadores deben partir de esta modalidad para reforzar su aprendizaje hasta mesas más altas y torneos, en donde la varianza puede ser mucho más cruel y por lo tanto, se debe llegar mejor preparado.

-¿Qué dirías a toda la comunidad mexicana, tanto de jugadores como operadores, para continuar en el camino del crecimiento del poker?

-México tiene un potencial enorme de crecimiento y por ello debe canalizarse adecuadamente, para no quemarlo y terminar derrumbando todo lo que se ha venido construyendo en los últimos años. Los jugadores deben procurar tener conocimiento básico del juego para poder exigir una operación correcta en las mesas donde jueguen. Es muy importante que toda la parte operativa se logre unir para fomentar un mejor ecosistema de oferta y competencia que nos beneficia a todos y que se hagan bien las cosas, con conocimiento y reglas.

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