
Diego Ventura lleva más de 15 años recorriendo el mundo del poker. Su historia no solo es la de un jugador que logró triunfos importantes como el subcampeonato del PCA y un brazalete de la WSOP, sino también la de un buscador incansable: de conocimiento, comunidad y, sobre todo, propósito.
En una conversación íntima con Reinaldo Venegas en Bluff Central, el limeño repasó momentos clave de su carrera, habló de su crecimiento personal, de sus mentorías y del futuro del poker en Perú. Aquí se revela el lado más humano de uno de los referentes latinoamericanos más sólidos del circuito.

Reinaldo Venegas y Diego Ventura en el podcast de Bluff Central
El equipo de staking de Forvet fue mi universidad
Ventura rememora sus inicios en el poker con humildad. Su entrada al mundo de los equipos de staking fue en Forvet, después de pasar por un equipo más pequeño.
“Para mí era como pagar la universidad. Sabía que la división de lucros no era la mejor, pero lo veía como inversión en mi educación”. Su actitud fue siempre aprender y absorber: libros, coaching, foros. El objetivo no era el dinero, sino la mejora constante.
Estudió Ingeniería en Perú, hizo prácticas en una minera y aprendió portugués trabajando como mozo en Brasil. Esa experiencia corporativa le dejó enseñanzas sobre liderazgo, negociación y gestión del tiempo, que luego aplicó a su vida como jugador profesional.
“Yo mismo me puse horarios, quería demostrarle a mis padres que esto era serio. Y a la vez, no quería quedarme años en el establo. Quería hacerlo bien y salir fortalecido”.
En 2015, Diego se clasificó a su primer gran torneo en vivo: el PCA en Bahamas. Allí, sin siquiera planearlo del todo, terminó segundo en el Main Event y su vida cambió: “Fue una experiencia mágica. Todo se alineó. Yo no tenía visa, casi no consigo vuelo, y terminé viajando en primera clase a último momento. Era como si el universo me estuviera diciendo que tenía que estar ahí”.
Ese resultado fue un punto de quiebre: dejó el equipo de staking, renegoció sin éxito, y se encontró por primera vez con una gran suma de dinero… y sin estructura emocional. “No estaba preparado. Me sentía vacío. Tenía la plata, pero no sabía para qué jugar. Había perdido el sentido”.
La solución fue volver a Forvet por un año más y rodearse de comunidad. Luego, viajó por Europa y compartió estudios con jugadores de todas partes. “Conocer, compartir, nutrirme de distintos estilos fue clave”.
También destaca su trabajo con Matthew Janda, autor de Applications of No-Limit Hold’em, como uno de los momentos más formativos de su carrera.
La identidad sostiene el éxito
Hoy, Ventura está enfocado en mentorías y crecimiento personal. Estudia espiritualidad, manifestación y herramientas para alinear la visión interna con los objetivos externos.
“No se trata solo de ganar. Se trata de construir la identidad que pueda sostener ese nivel. Muchos jugadores logran algo grande y luego todo se tambalea porque no están listos para esa nueva vida”, explica.
Su programa actual está en fase piloto, pero planea abrirlo a más jugadores pronto. “Quiero ayudarlos a crear desde el deseo, no desde el miedo”, dice convencido.
También fue reconocido recientemente por el Congreso peruano como deportista destacado, gracias a su brazalete de la WSOP 2023. “Al principio no me pareció tan importante, pero entendí que para muchas personas sí lo es. Y eso ayuda a abrir mentes”, reflexiona.
Finalmente, Ventura ve con esperanza el futuro del poker en Perú, aunque reconoce que falta voluntad por parte de los casinos. “Hay un mercado que se debe cubrir. Espero que en 2026 vuelva un gran torneo al país”.
Puedes ver el podcast completo en https://www.youtube.com/watch?v=pISnRw10-fw