El poker vive un momento de madurez que lo coloca como un escaparate cada vez más atractivo para las marcas. Ya no se trata únicamente de mesas llenas de profesionales buscando un brazalete o un título, sino de una disciplina que combina competencia, espectáculo y narrativa en un mismo escenario.
A esto se suma la participación de atletas y figuras externas que han ampliado la audiencia y despertado la atención de patrocinadores. La presencia de celebridades, influencers y deportistas de renombre convierte a cada torneo en una oportunidad mediática que va mucho más allá de las cartas.
La tecnología es una gran herramienta para la exposición de las marcas.
Poker, una industria cada vez más visible
El crecimiento de circuitos como la World Series of Poker, el European Poker Tour y festivales regionales como el BSOP en Brasil demuestra que el poker ya no depende solo de los profesionales. Allí, Neymar Jr. 
ha sido una de las figuras más destacadas en los últimos años, compitiendo en varias ediciones del campeonato y generando una cobertura mediática de nivel mundial.
Junto a él, nombres como el exNBA Tony Parker 
, el boxeador Floyd Mayweather 
o el histórico delantero Ronaldo han tenido apariciones en torneos y mesas especiales, atrayendo a un público que normalmente no sigue el poker pero sí a sus ídolos deportivos. Estas apariciones demuestran que el poker puede conectar audiencias más allá de su círculo habitual.
El all-in de las marcas
Para las marcas, el poker representa un espacio único y todavía en expansión. No se trata solo de poner un logo en la mesa final, sino de integrarse en un ecosistema que funciona las 24 horas. Los torneos se transmiten online con miles de espectadores, generan coberturas en medios especializados y multiplican su alcance a través de redes sociales y creadores de contenido.
Además, la comunidad del poker tiene un perfil muy valioso: jugadores que siguen a sus ídolos, que consumen tecnología, viajes y estilo de vida, y que están conectados globalmente. Invertir en poker significa impactar en un nicho digital, leal y con alto poder de consumo, lo que convierte cada patrocinio en una apuesta de retorno asegurado.
Los ejemplos recientes muestran cómo grandes marcas han encontrado en el poker un aliado para sus estrategias. Desde tecnológicas hasta bebidas energéticas, pasando por operadores online, todos han entendido que el poker es un generador de historias y engagement.
El atractivo está en que cada torneo es más que una competencia: es un espectáculo. Los patrocinadores pueden asociar su nombre a la tensión de un all-in, a la emoción de un trofeo y a la narrativa que envuelve a jugadores consagrados y nuevas estrellas. El poker ofrece drama, glamour y credibilidad en un solo paquete publicitario.
Por eso, la pregunta ya no es si habrá más marcas sumándose, sino cuándo terminarán de dar el all-in en una industria que no deja de crecer y que ofrece ventanas que pocos deportes individuales pueden igualar.
