
(Imagem: PokerNews/Reprodução)
¿Hasta dónde puede llegar un jugador sin violar una regla? Esa pregunta vuelve a tomar fuerza cada vez que figuras como Will Kassouf o Martin Kabrhel
se convierten en el centro de atención por su conducta en la mesa. Provocadores, habladores, disruptivos. ¿Molestos? Sin duda. ¿Ilegales? Eso es lo que muchos cuestionan.
En un entorno como la World Series of Poker, donde cada detalle está reglamentado, el debate se enfoca en una zona gris: comportamientos que no violan reglas específicas, pero que afectan la experiencia de los demás jugadores.

Jugadores con tapones en los oídos con Martin Kabrhel en su mesa.
Cuando la provocación no rompe el reglamento
Kassouf se hizo conocido por su estilo agresivo de “speech play”. Durante el Main Event de 2016, su constante verborragia, los retrasos al actuar y su voluntad de poner en tilt a sus rivales lo convirtieron en una figura polémica… y sancionada. Aunque ninguna regla prohibía expresamente su comportamiento, el staff de la WSOP decidió intervenir. “La mesa de Kassouf jugó la mitad de manos que el promedio”, comentó Nick Schulman durante la cobertura oficial en PokerGO, mientras su voz interrumpía incluso la acción de otras mesas.
La respuesta de los organizadores fue aplicar sanciones graduales -desde advertencias hasta la exclusión de futuros eventos- amparándose en la Regla 51, que autoriza a la organización a actuar “en el mejor interés del torneo”.
Aunque algunos piden una “Regla Kassouf” explícita, el reglamento actual ya contempla sanciones para este tipo de conductas. La Regla 119 de la WSOP 2025 prohíbe expresamente la demora en el juego, el exceso de charla y cualquier conducta que interrumpa la concentración de los jugadores que están en una mano. “Nadie quiere prohibir la charla en la mesa. Pero hay límites cuando se convierte en una herramienta de sabotaje”, explicó Jack Effel , director de torneos de la WSOP, en entrevista con PokerNews.
El punto no es eliminar la conversación en la mesa -parte esencial de la dinámica del poker-, sino identificar cuándo el comportamiento deja de ser estratégico y se convierte en una forma de molestar al resto de la mesa.
¿Se necesita realmente una “Regla Kassouf”?
La WSOP ha demostrado a lo largo de su historia que puede actuar incluso cuando una situación no está contemplada literalmente en sus reglas. Casos como el de Kassouf, o más recientemente Kabrhel, ponen a prueba ese criterio.
La clave no está en agregar más líneas al reglamento, sino en hacer cumplir las que ya existen con claridad y consistencia, protegiendo tanto la competencia como la experiencia de los jugadores.
El poker profesional necesita espectáculo, pero también respeto. Y si alguien cruza esa línea, la organización tiene todo el derecho -y la responsabilidad- de actuar.